Los amigos de tus hijos, a cierta altura de la vida, pasan a ser también una especie de amigos. Esos niños que jugaban en tu casa y que hoy ya son adultos, que han compartido muchas horas felices con mis hijos, lo que más quiero en la vida.
Es así, que chateando en face con Daniela, comenzamos a divagar de los afectos, la vida, las relaciones, cuando expresé «no tengo pareja porque no he logrado encontrar a un hombre que le guste lo mismo que a mí»…
Y qué es lo que te gusta? me preguntó Daniela..
Guauuuu!!! me descolocó la pregunta, uno sabe lo que le gusta, pero en ese momento comprendí que no podía explicarlo o me avergonzaba confesar que soy una persona común y corriente, me gustan cosas muy simples como leer novelas de autores latinoamericanos; me gusta acampar en la isla sin ningún rastro de civilización cerca; me gusta la pesca y deseo aprender a pescar con mosca; me gusta hacer trekking durante días y días sin más compañía que el paisaje; me gusta la soledad, el aire libre, la justicia y compartir mis conocimientos, creo hasta la locura que el éxito solo se logra sinégicamente sumando voluntades, conectando gente valiosa sin esperar recompensa, reconocimiento o beneficios.
Soy una mujer utópica, desgarrada, que ya no soporta las injusticias… no tolero la vida sin música, mis gustos son ecléctivos en decoración, gastronomía, lecturas y pasatiempos.
Muy cambiante, lo que hoy me gusta con pasión, tal vez mañana ya no y viceversa. Si me apasionan los cambios, las sorpresas, los desafíos, lo diferente como única regla, ODIO LA RUTINA.
Obviamente, no le respondí a Daniela de esta manera, ya que la hubiera aburrido… jajaja!