La ansiedad, la preocupación, el miedo; son sentimientos que no resultan agradables pero son normales.
Pero cuando son excesivos y forman parte de una respuesta crónica ante las dificultades, pueden enfermar,
congelar la acción y contribuir a que nos comportemos en una forma ineficiente.
Por eso es tan importante aprender a reconocer este tipo de sentimientos negativos y usarlos a nuestro favor: pueden tener un costado saludable.
En principio, pueden servir para ver qué cosas queremos para nuestra vida, y qué cosas no.
Además, brindan la posibilidad de elegir cómo actuar cuando algo va mal.
Observar nuestro enojo y la fuente que lo causó, por ejemplo, permite actuar para cambiar lo que nos disgusta.
Pero cuando son excesivos y forman parte de una respuesta crónica ante las dificultades, pueden enfermar,
congelar la acción y contribuir a que nos comportemos en una forma ineficiente.
Por eso es tan importante aprender a reconocer este tipo de sentimientos negativos y usarlos a nuestro favor: pueden tener un costado saludable.
En principio, pueden servir para ver qué cosas queremos para nuestra vida, y qué cosas no.
Además, brindan la posibilidad de elegir cómo actuar cuando algo va mal.
Observar nuestro enojo y la fuente que lo causó, por ejemplo, permite actuar para cambiar lo que nos disgusta.
Frente a una dificultad que genera sentimientos negativos se abren dos alternativas:
• culpar a los otros, al destino o a la vida
• enfrentar la realidad y buscar alternativas
La elección estará entre no hacer nada o actuar para cambiar aquello que sea posible, con el objetivo de mejorar nuestra calidad de vida.
Y es aquí donde se encuentra el «costado saludable» de los sentimientos negativos.
No está escrito en ningún lado que debamos conformarnos con las reacciones que naturalmente «nos salen».
Podemos ejercitar nuestra capacidad de reconocer y decidir.
• culpar a los otros, al destino o a la vida
• enfrentar la realidad y buscar alternativas
La elección estará entre no hacer nada o actuar para cambiar aquello que sea posible, con el objetivo de mejorar nuestra calidad de vida.
Y es aquí donde se encuentra el «costado saludable» de los sentimientos negativos.
No está escrito en ningún lado que debamos conformarnos con las reacciones que naturalmente «nos salen».
Podemos ejercitar nuestra capacidad de reconocer y decidir.
¿Es posible elegir entre tener o no sentimientos perturbadores? La respuesta es sí.
En primer lugar, podemos aprender a distinguir los sentimientos: hay diferencia entre preocuparse y sentir miedo.
Si alguien quiere tener un buen desempeño y ser aceptado, lógicamente se preocupará por el fracaso y el rechazo.
Esta preocupación, cuando es sana, lo animará a actuar en forma competente y agradable.
Pero si esa persona cree que, absolutamente y en cualquier condición, debe actuar bien y ser aceptada por los demás a toda costa,
su actitud la conducirá al miedo y a la frustración.
Cuando las creencias se basan en el «deberíamos»;
generan una forma de pensamiento distorsionado y de demandas rígidas que provocan estados emocionales extremos.
Aprender a cambiar algunos de los pensamientos negativos puede ayudar a sentirse y actuar mucho mejor.
Para lograrlo, recuerde que, sean cuales fueran las condiciones difíciles que esté viviendo,
siempre tendrá la capacidad de decidir y el poder de cambiar los sentimientos de frustración,
desesperación y hostilidad si los recicla y los usa para su beneficio. Sin dudas, es todo un desafío. Pero vale la pena.
Si alguien quiere tener un buen desempeño y ser aceptado, lógicamente se preocupará por el fracaso y el rechazo.
Esta preocupación, cuando es sana, lo animará a actuar en forma competente y agradable.
Pero si esa persona cree que, absolutamente y en cualquier condición, debe actuar bien y ser aceptada por los demás a toda costa,
su actitud la conducirá al miedo y a la frustración.
Cuando las creencias se basan en el «deberíamos»;
generan una forma de pensamiento distorsionado y de demandas rígidas que provocan estados emocionales extremos.
Aprender a cambiar algunos de los pensamientos negativos puede ayudar a sentirse y actuar mucho mejor.
Para lograrlo, recuerde que, sean cuales fueran las condiciones difíciles que esté viviendo,
siempre tendrá la capacidad de decidir y el poder de cambiar los sentimientos de frustración,
desesperación y hostilidad si los recicla y los usa para su beneficio. Sin dudas, es todo un desafío. Pero vale la pena.
Claves para el «reciclado»
• Aceptar que el conflicto es parte de la condición humana: los sentimientos negativos que genera son un estímulo para el desarrollo,
que favorece el progreso y los cambios.
• Afrontar los conflictos en lugar de evitarlos.
• No atribuirlos a la mala voluntad de la gente.
• Aprender a dialogar, a escuchar y a entender al otro.
• Encauzar la agresividad evitando los dos extremos: reprimir o explotar.
• Dar oportunidad para los desahogos, expresando los propios sentimientos.
• Aceptar que el conflicto es parte de la condición humana: los sentimientos negativos que genera son un estímulo para el desarrollo,
que favorece el progreso y los cambios.
• Afrontar los conflictos en lugar de evitarlos.
• No atribuirlos a la mala voluntad de la gente.
• Aprender a dialogar, a escuchar y a entender al otro.
• Encauzar la agresividad evitando los dos extremos: reprimir o explotar.
• Dar oportunidad para los desahogos, expresando los propios sentimientos.
Cómo lograrlo:
• Diagnostique el problema. Pregúntese: ¿qué es lo que me produce este sentimiento negativo?,
¿por qué me enoja tanto esta situación?, ¿qué consecuencia tiene esto para mí?
• Busque todas las alternativas de acción con el deseo genuino de mejorar las cosas.
• Termine con expresiones como «él debería», «yo debería», «todos deberíamos»,
procurando ser realista respecto de lo que los demás y usted mismo pueden hacer, sentir o pensar.
• Piense que ante un conflicto bien llevado todos ganan porque las partes participan en la búsqueda de alternativas para resolverlo.
Los conflictos que generan sentimientos negativos, cuando son bien gestionados, ayudan a crecer, a estimular las habilidades de negociación
y terminan fortaleciendo el espíritu y las relaciones.
• Diagnostique el problema. Pregúntese: ¿qué es lo que me produce este sentimiento negativo?,
¿por qué me enoja tanto esta situación?, ¿qué consecuencia tiene esto para mí?
• Busque todas las alternativas de acción con el deseo genuino de mejorar las cosas.
• Termine con expresiones como «él debería», «yo debería», «todos deberíamos»,
procurando ser realista respecto de lo que los demás y usted mismo pueden hacer, sentir o pensar.
• Piense que ante un conflicto bien llevado todos ganan porque las partes participan en la búsqueda de alternativas para resolverlo.
Los conflictos que generan sentimientos negativos, cuando son bien gestionados, ayudan a crecer, a estimular las habilidades de negociación
y terminan fortaleciendo el espíritu y las relaciones.
¿Quién dijo que la vida es fácil?
Los sentimientos negativos surgen a partir de conflictos o situaciones dolorosas.
Sea realista y acepte que son parte de la vida misma:
tendrá la fuerza para «reciclar» el pesimismo
y el malestar y transformarlos en una experiencia productiva?
Los sentimientos negativos surgen a partir de conflictos o situaciones dolorosas.
Sea realista y acepte que son parte de la vida misma:
tendrá la fuerza para «reciclar» el pesimismo
y el malestar y transformarlos en una experiencia productiva?
En mi opinión aprender a reciclar sentimientos es la mejor tarea "ecológica" un abrazo Noni